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Error.

La niña que no supo encontrarse se ha perdido en la distancia, hoy es una triste marioneta y los fármacos, el títere gris que la mantiene dormida y pronto el sueño se confunde con la vigilia todo bajo la atenta mirada de un dios que la abandonó, todo, bajo su indiferente figura pero ella reza mastica las plegarias mientras, su mente se pierde en algún recuerdo; otra vez ella no está aquí.

0º K.

Centro absoluto cero y mitad, omisión de un presente continuo sin vistas a futuro sin recuerdos de un pasado, inacción ante el insulto y la existencia terrenal respirar por inercia, ser existir devenir todo en un mismo punto, centro cero absoluto ofensa y pasado defensa y futuro, inspirar y exhalar; un mismo punto, un yo un ahora que se extiende y termina donde acaba; la incapacidad de ascender o dejarme caer, Limbo perpetuo y apatía, existencia inercial.

Traición.

Reza al cielo la niña de los ojos tristes, esperando una respuesta que le devuelva a la realidad que tanto anhela, reza la niña soñando con volver a su mar de asfalto y cemento donde siempre ha vivido, busca con ímpetu entre las nubes que se ven desde su ventana un rastro de sus plegarias.  Reza al cielo, tan tristemente apagada que cree que el cielo está vacío, que todos han marchado a un lugar a donde nadie les moleste con sus quejas; reza con lágrimas en los ojos, atrapada y encerrada contra su voluntad quebrada, reza con la mente llena de pájaros y con el olor a desinfectante, reza preguntándose si de verdad su jungla de asfalto y cemento merece la pena. 

Camposanto.

Plora, plañe, llora todo en una misma lágrima, desgárrate, hazte añicos, rómpete, siente tus pequeños huesos quebrarse y ser nido del miedo. Plora, plañe, llora simplemente hazlo.

Repetición.

Son las flores de invierno las que me atraviesan, finas agujas muertas, tan afiladas que cortan el frío. Son las flores de invierno las que se clavan tan profundo que se alojan en mi carne. Son las flores de invierno las que desean verme muerto, son ellas y sus hojas que me desangran mil veces como pequeños espadachines de un tiempo ya olvidado, son las flores de invierno las que llevan tu nombre.

Ascenso.

Silencio en un sendero una marcha fúnebre con cientos de tambores marcando el paso, se acerca sin avisar el final, se ve el humo se siente el calor y el cielo se funde entre el gris y el rojo ardiente, todo culmina trasciende, rompes el paso se acallan los tambores dejan de sonar las pisadas y corres, te alzas echas a volar te dejas caer y el viento roza tu cara la caída es inminente y todo se apaga.

Desinfectante.

Tendida en un lecho gris, tus muñecas rotas tus deseos muertos, tus esperanzas encerradas bajo capas de un cielo hormigonado y ventanas que no dejan escapar suspiros, encerrada, triste, segura. Olor a desinfectante puertas cerradas y delirios sellados, un duelo constante confundido entre el sueño y el silencio. Una alarma, un chasquido una puerta blindada y un pasillo largo teñido de luz amarillenta y batas de color verde. Hoy sueño con el lecho gris salpicado de tu azul borroso hoy sueño con lágrimas en los ojos. Hoy sueño mañana lloro.